Soy poesía, letras que miman sus ojos,
su piel tersa y suave, que,
se erizan cuando miran.
Como un campo de trigo en la lejanía,
me mezo con el viento,
aferrándome a sus dedos,
como las últimas hojas de Otoño.
Sollozos, por la muerte del padre de Manrique,
el descanso eterno,
a la sombra de un olivo, guiando mis pasos de ciego.
El honor de la pluma, manchada con la sangre
de la espada, que pudo con aquel brillo,
el reflejo de la luna en un bosque oscuro.
Soy poesía, de marzo, que cae por el suelo
y deja regueros hasta los cuerpos,
que yacen en el campo de batalla…